La figura del
auditor tiene una importancia vital en la implantación y mantenimiento de un
sistema de gestión ya que a través de él, va a cumplirse la función tanto de su
mantenimiento como el poder llevar a cabo la mejora continua del mismo.
Los auditores deberán mostrar una actitud profesional. Durante el
desarrollo de las actividades de auditoría su comportamiento debe ser:
- Ético: Imparcial, sincero, honesto
y discreto.
- De mentalidad abierta: Dispuesto a considerar ideas
o puntos de vista
- alternativos.
- Diplomático: Con tacto en las relaciones
con las personas.
- Observador: Activamente consciente del
entorno físico y las actividades.
- Perceptivo: Instintivamente consciente y
capaz de entender las situaciones.
- Versátil: Se adapta fácilmente a
diferentes situaciones.
- Tenaz: Persistente, orientado hacia
el logro de los objetivos.
- Decidido: Alcanza conclusiones
oportunas basadas en el análisis y razonamiento lógicos.
- Seguro de sí mismo: Actúa y funciona de forma
independiente a la vez que se relaciona eficazmente con otros.
- Actúa con Fortaleza: Capaz de actuar ética y
responsablemente aún cuando dichas acciones no siempre sean populares y a
veces puedan producir desacuerdo o confrontación.
- Abierto a la mejora: Dispuesto a aprender de las
situaciones, y en la búsqueda de mejores resultados de auditoría.
- Sensible culturalmente: Observador y respetuoso con
la cultura del auditado.
- Colaborador: Que interactúe
eficientemente con otros, incluyendo los miembros del equipo auditor y el
personal del auditado.
MÉTODOS DE
EVALUACIÓN DEL AUDITOR
Fuente: Elaboración propia
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